jueves, 30 de diciembre de 2010

Bye 2010.

Sentí tanto en tan poco tiempo que no entiendo que pasaba por mi cabeza ese enero donde comenzaba este 2010. Recuerdo los primeros días en el parque, fueron algo difíciles. Y ella, como siempre, a mi lado. Cometimos mil errores... No recuerdo muy bien todo lo vivido a principios de año, pero sí que recuerdo aquel 6 de mayo como si hubiese sido ayer. Fue él quien estuvo a mi lado, apoyándome y dandome más cariño que nadie; sería imposible no acordarme. Y como sé que terminarás leyendo esto, quiero que sepas que te quise como a nadie, que te odié, te amé, te disfruté, te reté, me alegraste, te enfadaste, me hiciste ver que las cosas más pequeñas son las que te hacen sentir más vivo, me enseñaste, te enseñé. Soñé, sentí, viví, pensé, viajé, olvidé... Sentí mil emociones juntas, emociones que no había sentido jamás. Estuve y sigo completamente convencida de que habrá un otra vez. Quizás en un futuro muy lejano, pero lo habrá. Extrañé y despedí esa etapa en la vida que nadie compara, esos mejores momentos adolescentes que nadie olvida. Solté la soga que nos unía porque no me quedaron más fuerzas, al igual que tú también la soltaste al intuir la rutina en nosotros. Me golpeó la muerte, la desesperación, la tristeza, la amargura; los peores sentimientos para decirme y avisarme de que están en la vuelta de la esquina. Que no me despistara. Que podían aparecer en cualquier momento y atacarme. Vencí y me dejé vencer. Di tiempo y gané. Especulé y soborné al echar de menos. Rompí mil promesas para darme cuenta de que no todo está fríamente calculado. Entendí que no todo lo que brilla es oro y que hay oportunidades que están para ser aprovechadas una sola vez...

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