todas las desgracias
que había aguantado a lo largo de su vida.
Pero, sin embargo,
seguía saliendo cada noche enfrentándose a la luna,
y seguía echándole cara al sol por la mañana.
Reflejaba todas las cicatrices
que le habían causado los hombres,
pero a ella ya no le importaba.
Seguía fumando,
y bebiendo,
y conociendo a más hombres
que no servían para nada.
Y era tanto el daño causado a esas alturas
que un simple rasguño más solo le causaba un poco de placer."
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