Y fue entonces, justo entonces, aquel fue el momento. De repente me di cuenta de que, a no ser que algo cambiara enseguida, iba a llevar una vida en la que mi relación más importante sería con una botella de tequila.
Adoro que me mires y me sonrías sin ninguna razón. Me encanta decirte lo de siempre, y mis manos adoran tu pelo. Y que me estreches, poco a poco... No cambio por nada en el mundo dormir abrazados, ni que me agarres más fuerte cada vez que me alejo un poco de ti. Me haces desaparecer por momentos, y me hago parte de tu aire, que me abraza porque no buscamos otra cosa que hacer. Nunca he tenido nada que ofrecerte, y sin embargo, me lo has dado todo. Todo lo que necesitaba en este momento. Porque eres experto en sonreír y convertir momentos normales y corrientes en increíbles. Prometo disfrutarte y coger tu mano en vez de la mía. Intentaré hacerte feliz con cada poro de mi piel. Te prometo sonrisas, lágrimas, alguna que otra discusión y miradas a los ojos eternas. Yo en tu pecho, tú acariciandome el pelo.
Yo solo quiero sonreir hasta que se me erice la piel.